LOS SÓTANOS DE LA MERCED
Vicente Sierra Puparelli
El grado universitario de Matemáticas se ubica en la antigua Escuela Normal de Maestras, que fue convento de la Merced de los Padres Mercedarios y, anteriormente, Sinagoga Menor de los judíos, donde ocurrió el milagro de las cruces de san Vicente Ferrer (el santo entró a predicar el evangelio en medio de una celebración judía y, al poco, aparecieron cruces en el pecho de los presentes. Debido a ello, se convirtieron y la calle pasó a llamarse Veracruz).
El edificio es muy visible desde el río, puesto que es el más alto de todos sobre la muralla y está construido con piedra de Villamayor, ya oxidada y oscura. No está en la misma línea que la prolongación del puente Romano, pero sí muy cerca. Desde el final del puente hasta la base del edificio hay pocos metros.
En primer lugar nos situaremos en los jardines de la Merced, arriba a la izquierda ( según mira el lector) del edificio de Matemáticas. Son unos acogedores jardines con altos árboles y alguna fuente, que terminan hacia el sur en un mirador sobre la muralla de la ciudad, con hermosas vistas hacia el río y el puente Romano.
En el lienzo de la muralla y sobre la línea de las casas, se ve un vano, hoy totalmente tapiado, no rectangular sino rematado en arco, inaccesible actualmente pero no en otros tiempos. De hecho, por ese hueco entramos el catedrático de Historia del Arte D. Julián Álvarez Villar y yo, hace años.
En la fotografía anterior está señalado con una flecha roja.
El acceso a esa ventana tiene lugar desde el jardín privado de Matemáticas, bajando unas escaleras que llegan hasta un mirador sobre la muralla, rematado por una verja, donde se ubica dicha entrada. En la siguiente fotografía vemos este acceso. La ventana (señalada con una flecha) ha sido, después, tapiada.
Se observa que el edificio de Matemáticas no está alineado con el muro exterior de la muralla (el que tiene la verja), sino con otro muro interior que bien pudiera ser la pared interior de la muralla. Entre ambos hay una distancia de unos cuatro metros, que sería el grosor de la misma.
Era alrededor del año 2000 cuando D. Julián y yo hicimos esa “excursión”. Entramos por el hueco y pudimos bajar hasta el suelo del interior gracias a escombros de obra que nos sirvieron de rampa. Dentro del recinto vimos una estancia alargada (al menos 15 metros), paralela a la muralla, como se ve en las tres fotografías siguientes, que tomé entonces. Es un sótano-bóveda, parecido a otros de la ciudad, como en los conventos de san Jerónimo o san Vicente. No tiene paredes verticales, toda la estancia es una bóveda. Los extremos del recinto estaban cerrados con piedras de sillería mal colocadas. Hacia el lado del edificio de Matemáticas, se ve una puerta, también cegada.
Véase en la foto anterior el ventanuco por donde entramos. Ahora está totalmente tapiado. Para D. Julián, ese sótano sería una bodega del edificio que estuviera encima.
Y ahora pasamos a visitar los sótanos del interior del edificio de la facultad de Matemáticas.
Como hemos señalado, aquí se ubicó una sinagoga judía, como lo recuerda una placa en el pasillo principal de la planta baja.
Desde un pequeño jardín arbolado interior del edificio, ya por debajo del nivel de la calle, se accede, bajando varios escalones más, a los sótanos. Constan de varias salas, en alguna se ha instalado las calderas y equipos de calefacción y saneamiento.
Otra sala grande, una bóveda muy larga, se ha habilitado como aula de informática.
Por la puerta del fondo, a la derecha, se accede a otra sala, también grande, alineada con la anterior y perpendicular a la muralla, que termina en el muro que mira al río y tiene una ventana. Esta ventana se ve claramente desde el exterior.
Estas dos estancias son del mismo tipo que el sótano bajo los jardines de la Merced, bóvedas de pizarra y mortero, sin apenas paredes verticales
Cuando se inauguró el edificio, allá por el año 1980, esta dependencia tuvo un uso lúdico, como cafetería y lugar de esparcimiento. Pero los alumnos eran pocos, los profesores éramos aún menos, y esa zona cayó en desuso por falta de “clientela”. Ahora sirve de almacén. Entre estas dos salas grandes, se descubrió hace unos años una escalera con final tapiado, que discurre perpendicular a la línea de las dos salas, y bien pudiera comunicar con la puerta tapiada del sótano bajo el jardín de la Merced, que vimos antes. También se ha especulado si esa escalera pudiera ser de la primitiva sinagoga, a juzgar por su grado de erosión.
Pero volvamos a la sala grande cuya ventana da al río. En el suelo hay una trampilla que una vez levanté con ayuda de amigos. Dentro arranca un conducto inclinado con dirección al río, pero cegado a poco de su inicio. Por ese conducto bien cabría una persona.
Por supuesto, estas dependencias no son visitables y menos aún para el público en general, solo se puede acceder a ellas con permiso de las autoridades académicas.
Dejamos el interior del edificio de Matemáticas y volvemos a la parte baja de la muralla. Hace unos años, hacia el 2000 o antes, la casa que está justamente bajo Matemáticas estuvo en obras. De hecho, fue vaciada y casi totalmente derruida, quedando solo en pie la parte inferior del muro de la fachada, con sus piedras bien numeradas, como se ve en la siguiente fotografía.
La ventana solitaria bajo el nivel de la muralla, corresponde al sótano ya comentado donde está la trampilla. Y se aprecia en la base del muro un hueco con forma de puerta.
Aprovechando las obras entré en el interior de esa casa y tomé varias fotografías.
Primero una vista general. Los muros de las casas colindantes llegan hasta el edificio de Matemáticas, dejando un pequeño patio cerrado.
Este patio debió servir como escombrera durante las obras. En el suelo se ven los restos de una escalera de piedra que conduce hasta la muralla, donde hay un hueco o puerta. Y, a la derecha de esa puerta, parece haber habido otra que ha sido tapiada. La siguiente foto muestra un detalle de ese nivel.
Subí las “escaleras” hasta el hueco e hice unas fotografías que muestro a continuación.
Exterior de la puerta. Es muy parecida a otra puerta que hay en la calle Rector Esperabé, bien visible desde la calle .
El interior es un pequeño espacio con agua en el suelo (solo unos centímetros).
Y, en el techo, se aprecia una especie de conducto que ha sido totalmente cegado.
Es bastante lógico pensar que la trampilla en el sótano del edificio de Matemáticas conduce hasta esta puerta de la muralla y que, en alguna obra anterior, el conducto se cegó por seguridad.
La pregunta es ¿se trata de los restos del llamado Postigo Ciego? ¿Era una vía de escape para la sinagoga que estaba arriba? Según los estudios y planos que he consultado, el Postigo Ciego debiera haber estado precisamente ahí.
Queden estas preguntas para que sean resueltas por los investigadores y estudiosos del tema.
(En el momento de esta publicación, enero de 2024, las escaleras en ese patio que conducían hasta la puerta en la muralla, han desaparecido)
Vicente Sierra Puparelli es catedrático jubilado de Matemáticas y doctor en Bellas Artes.