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Pinceladas fonéticas salmantinas
José Antonio Pascual
Fernando Araujo publicó unos Estudios de fonética castellana en 1894, en una imprenta toledana. Se trata de un libro que tiene la particularidad de estar escrito con una norma ortográfica propiciada por el periodista, que se distancia mucho de la académica. Es la que aparece en el siguiente pasaje, en que se refiere a sí mismo y a Salamanca:
Nazido en Salamanka, tomo mi propia pronunziazión sigiendo el ejemplo de los más ilustres fonetistas por modelo, i lo ago kon tanta más satisfakzión kuanto ke Salamanka, zentro sekular de kutura zientífika i literaria más antiguo i más justamente famoso de la Península, es kizá por eso mismo una de las ziudades en ke se enkuentran menos partikularidades fonétikas lokales, i kuya pronunziazión, por konsigiente, se ala más próksima a ese lenguaje medio ke podemos lamar ofizial o nazional.
En ese libro (págs. 14 a 16) reproduce una composición jocosa, que había publicado antes en distintos lugares, en que muestra algunos usos vulgares de la manera de hablar de los salmantinos, junto a otros no exclusivamente nuestros, que dejo de lado:
Aze algunos años me entretube en reunír gran número de estas palabras, unas petrifikadas en su estado arkaiko, otras korompidas por biziosa pronunziazión (espezies de doublets o de iradiaziones léksikas salmantizenses en una komposizión jokosa, publikada en el periódiko La Tertulia, ke por entonzes dirigía yo en Salamanka, i ke tubo gran éksito, siendo reproduzida en multitud de diarios i Rebistas de Madrid.
Esta es la composición a que se refiere, en que se verá que no se adapta a la nueva ortografía que propone. Es posible que haya algún error en mi transcripción (la hice cuando todavía no sabía servirme de un ordenador), pero no me es posible contrastarla en estos momentos con el original:
El que dijere fretir,
bilioteca, catredal,
juente, rétulo, hespital
melitar, palantre, dir,
Meregildo, recebir,
cátreda, desaminar,
naide, asina, gomitar,
prencipio y escomenzando,
vaya de un carro tirando
hasta que deprenda a hablar.
Al que dijere miñuelo,
maniantal, gorjas, midir,
güeno, Alifonso, riñir,
redículo, embrigo, agüelo,
güeyes, audencia, gañuelo,
centura, abuja, jincar,
decumento, debujar,
entuences y cataclismos,
que le pongan sinapismos
siempre que nos quiera hablar.
Al que diga quison, tuvon,
trujon, puden, esganchar,
renguero, esparruchar,
haiga, entadia, contuvon,
dijon, traducí, detuvon,
hespicio, semos, implar,
descípulo, apregonar,
piejo, velay, ñuca y prasa
que le echen una mordaza
que le impida rebuznar.
Al Calros que diga fuendo
bolra, bulras, ensenzario,
menisterio, calandario,
predicar, probe, anduviendo,
cercustancia, compusiendo,
nesecidá, prremitir,
predras, treato, pidir,
andispuesto y Sabastián,
indigno de comer pan
se declara hasta morir.
Al que diga trebunal
presona, denguna, drento,
doldrá, Bertolo, estrumento,
entrépete, prencipal,
cudiado, güevo, arbañal,
tiniente, vinon, Grabiel,
demisión, jigo, Zequien,
enficulta, grumao, frauta,
condució, estógamo, estauta...
¡Pronto! ¡A la cuadra con él!
Al que dijere escriñar,
desimulo, comendante,
Gomesindo, prencipiante,
degolver, güeso, juegar,
ercuraor, empiezar,
endenantes, trompezón,
presinar y arrempujón,
no le valga su inociencia
mientras adquiere esperencia
se le declara melón.
Al zote que diga espeuto,
párraco, enguila, menuto,
cerramícalo, estetuto,
endino, acenoria, efleuto,
juimos, intierro, defeuto,
callaisos, veisos, lamber,
dambos, carauter, golver,
defunto, escuro y cevil,
que le echen un aguacil
y le den pienso ... hasta ver.