Fernando Rodríguez de la Flor
Acto de ingreso
Jueves, 24 de abril de 2014
Jesús Málaga Guerrero. Presentación del discurso
Fernando Rodríguez de la Flor. Discurso de entrada en el CES
Luis E. Rodríguez San-Pedro Bezares. Contestación al discurso
Joël Dicker, en su novela “La verdad sobre el caso Harry Quebert”, hace una reflexión sobre la escritura. Sus comentarios pueden servir para presentar a un cultivador de las palabras. Uno de los diálogos entre el maestro Harry Quebert y su alumno Marcus Goldman viene como anillo al dedo para la presentación del profesor Fernando Rodríguez de la Flor, dispuesto a pronunciar su discurso de entrada en el Centro de Estudios Salmantinos.
“Me gustaría enseñarle a escribir, Marcus, no para que sepa escribir, sino para convertirle en escritor. Porque escribir libros no es nada: todo el mundo sabe escribir, pero no todo el mundo es escritor.
-¿y cómo sabe uno que es escritor, Harry?
- Nadie sabe que es escritor. Son los demás los que se lo dicen”.
Al leer y al escuchar a Fernando Rodríguez de la Flor te das cuenta de que estás ante un esteta del lenguaje, que te introduce sin que te des cuenta en un mundo nuevo, el universo fantástico de la comunicación. Escoge en cada momento la palabra precisa, no deja nunca a la improvisación el relato. Trabaja el mensaje como los joyeros hacen con las piezas más valiosas. Te puedes pasar horas hablando con él y aprendiendo de sus muchos conocimientos, pero al final de la conversación te queda una sensación agradable que hasta hace muy poco no sabría decir qué era. La descubrí recientemente, Fernando domina la melodía del lenguaje, sabe darle musicalidad, color. Junta las palabras, da sentido a las oraciones que construye, comunica con el interlocutor aportando una nueva forma de expresar la semántica y domina con facilidad lo que le es difícil al resto de los mortales, domina como nadie la pragmática.
Me siento abrumado cada vez que presento a un nuevo miembro numerario del CES. Son personalidades en sus especialidades, y recogen con maestría la tradición de los fundadores del Centro de Estudios Salmantinos.
En la persona que nos trae hoy a este espacio poco conocido del edifico histórico de la Universidad de Salamanca se dan con evidencia las consideraciones expuestas. Fernando se interesa por todo. Nada le es ajeno. Los temas salmantinos son su pasión, las cuevas de Salamanca o el Fuerte de la Concepción, la Sierra de Francia, La Flecha de fray Luis de León o la recuperación de la Salamanca antigua. Es el intelectual al que no le importa mojarse, embarrase con la realidad, comprometerse con el mundo que le ha tocado vivir. Sumergido en su tierra de adopción ha optado por vivir la universidad aportándole su talento, pero también su oficio, su buen hacer. Obsesionado con los problemas del mundo actual y con los que padecemos en nuestro país, colabora en cuanto se le solicita. Es su forma de concebir la vida. Valora los pequeños detalles y sabe aportar a la reflexión sus muchas vivencias acumuladas en la realidad que le ha tocado vivir, la lectura y el estudio.
Quiero manifestar públicamente que Fernando ha ayudado a la nueva junta rectora desde que tomamos posesión de nuestro cargo, no solo con sugerencias, también con aportaciones a las diversas actividades que hemos desarrollado como novedosas en este curso.
El tema que trae a colación Fernando a este salón de grados de la Universidad de Salamanca que él ha escogido para su disertación, es para pensarlo e incluso diría algo más, para meditarlo. La opción por la provincia, por lo provinciano, por lo periférico es algo difícil de entender cuando se tiene la posibilidad de compartir el centro, la médula. Escuchemos al profesor que nos oriente sobre el por qué nos quedamos en la provincia.
Jesús Málaga Guerrero
Presidente del Centro de Estudios Salmantinos